Los ojos de Aurora seguirán sin ver: suplirá esa función el sistema electrónico | El dispositivo lo fabrica una empresa americana y se utiliza en varios países | Al ponerse las gafas, la mujer podrá ver siluetas, luces, movimientos.
«Vamos a ello», dice Aurora Castillo con determinación. La optometrista le da a una tecla del ordenador, se oye un ruidito y la mujer, invidente, ve un destello de luz. «Blanca, por el centro», dice. Luego ve uno más arriba, más abajo, de mayor o menor intensidad… El sofisticado dispositivo que le acaban de conectar, con un microchip implantado dentro de su ojo, funciona. Esta mujer de 42 años, a quien diagnosticaron una retinosis pigmentaria cuando tenía 13 años y desde hace diez no ve, aumentará su visión. No mucho, pero se prevé que lo suficiente para ver la silueta de quien le habla. O de su hijo de tres años, al que nunca ha visto (sí a su otra hija de 23). «Siento una ilusión muy grande. No puedo explicar con palabras lo que siento ahora mismo», dice emocionada, «es un antes y un después en mi vida».
Aurora Castillo es la primera invidente tratada con este nuevo sistema de visión artificial en España. Lo ha creado una empresa californiana, Second Sight, y lo implanta el Centro Oftalmológico Barraquer de Barcelona. La paciente, que vive en Los Palacios (Sevilla), se enteró por los medios de comunicación meses atrás de que Barraquer iba a utilizar este novedoso sistema de visión artificial. Acudió a la clínica a interesarse, cumplía las condiciones para poder beneficiarse del dispositivo y fue seleccionada para el implante, según cuenta su pareja, Juan Miguel.
Los ojos de Aurora seguirán sin ver porque el dispositivo no cura la enfermedad que la dejó ciega. De hecho, una de las cosas que más le sorprendían ayer en las primeras pruebas del chip es que aún llevaba los ojos vendados. Verá porque el complejo sistema electrónico suple en parte su visión natural dañada.
Para esta visión artificial, hoy hace una semana, el cirujano oftalmológico de Barraquer Jeroni Nadal le implantó un chip en el interior del ojo, adosado a la retina y conectado a una antena y un aparato electrónico. Todo microscópico. El observador no ve nada en el ojo de la paciente, sólo se ve enrojecido por la operación.
Además del chip en el interior del ojo (que Aurora asegura que no causa molestias), la paciente llevará unas gafas especiales que tienen una microcámara en el puente de la nariz y un receptor de señales en la patilla, conectado todo a un miniordenador, que podrá colgar en el hombro o la cintura. El sistema funciona de manera que la cámara de las gafas capta la escena delante del invidente y envía el vídeo al miniordenador, que procesa la información y la reenvía a la antena de las gafas y de esta al circuito dentro del ojo. Allí, el chip convierte las señales en pequeños pulsos de electricidad que estimulan las células de la retina interna no dañadas (las dañadas están en la parte externa de la retina). Los estímulos se transmiten mediante el nervio óptico al cerebro, que los decodifica e identifica qué se ve. Esta última parte del mecanismo funciona como en la visión natural. El dispositivo electrónico suple la labor que debería hacer la parte dañada de la retina.
La retinosis pigmentaria, para cuyos afectados está indicado este sistema, es una patología genética que no tiene cura hoy. Es una de las causas más frecuentes de ceguera en las personas que no tienen una edad avanzada -se estima que en España puede afectar a entre 8.000 y 10.000 personas-. Puede aparecer a una edad diferente en cada paciente y evolucionar más o menos rápido. Degeneran las células de la retina y, por ello, se va perdiendo capacidad y campo de visión hasta llegar a la ceguera. En el caso de Aurora ve un puntito de luz aún. Para este tipo de invidente está recomendado este implante.
El dispositivo del chip permitirá a la mujer ganar un campo de visión poco amplio (de unos 20 grados) pero en que podrá distinguir luces y sombras, formas, contornos y movimiento… Por ejemplo, podrá ver la silueta de quien tiene delante o si hay un objeto, una ventana, si la televisión está encendida…
Puede parecer una mejora reducida pero Jeroni Nadal, que ha visto a invidentes tratados con este sistema (son al menos 97 en EE.UU.) asegura que para los afectados supone un cambio enorme, que les da mayor seguridad y autonomía para moverse. En EE.UU. se empezó a probar hace siete años. Cuando se le preguntaba ayer a Aurora si no teme que sus expectativas se vean decepcionadas, aseguraba que «sé a qué he venido, de no ver nada a ver una silueta ya será algo grande». Añade que la mejora le da «una sensación de libertad» y que espera «desenvolverme mejor, aunque debiera seguir usando el bastón y el perro guía, pero al menos veré qué tengo enfrente».
Tras la operación de la semana pasada y la conexión del aparato ayer y las primeras pruebas de estimulación de la retina, a la paciente aún le espera un mes y medio de rehabilitación. Ayer se empezaron a conectar los microestimuladores del chip (lleva 60) y a modular su intensidad y así se seguirá unos días. También se enseñará a la paciente a reconocer qué ve, a reeducar su cerebro para ver con este sistema -la clínica prevé que la rehabilitación se haga en parte en la Barraquer y en parte en la organización ONCE-. Cuando vuelva a casa, la paciente llevará las gafas puestas -«creo que no me las voy a quitar en todo el día», dice-. Cuando se las quite, será como cerrar los ojos.
En Barraquer ya tienen varios pacientes más interesados y que se podrían beneficiar de este dispositivo, señala Jeroni Nadal, que coordina la unidad de vítreo-retina de la clínica. Agrega que el dispositivo también se ha probado con éxito en EE.UU. en pacientes con alguna otra patología visual. El mayor inconveniente es su elevado coste (unos 120.000 euros). En este primer caso, el coste lo ha cubierto la Fundació Barraquer, pero la pretensión sería que se pudiera poner el implante a más invidentes con financiación de alguna institución o de la sanidad pública.
El dispositivo electrónico fue aprobado el año pasado por la agencia del medicamento de Estados Unidos y también lo ha hecho la europea. Aparte de España, se ha empezado a usar ya o se prevé hacerlo en breve en varios países, como Suiza, Italia, Gran Bretaña y Francia.